viernes, 31 de diciembre de 2010

Travesura Num.1


Fotografía; Rincones de Lanzarote, Casa-Museo, Cafetería LagOmar


Reinventarse o morir… Hoy Nace Isskrav Morissette! pero la aventura que ahora voy a contar, era de la etapa Isaac Luck, por la simpatía de este hacia Lucky Luck tras el fracaso temporal de Mario Bros.

Travesura #1 (Época de Isaac Luck)

"El del día que mi tía no quiso mi regalo y casi se la comen los caracoles"


Si no mal recuerdo tendría aproximadamente unos diez años, y era un 8 de Septiembre, día del Pino y de los Remedios, y por lo tanto el día del santo de mi madre y de mi tía, Natividad que a pesar de que la llamáramos Natividad su nombre era Remedios.

En el cole con mucho cariño le había preparado un regalo para mi madre y se lo regalé y viendo la ilusión que le hizo, hoy entiendo que era ficticia decidí junto con mi primo Rubén, un año menos y acompañante de travesuras en la infancia hacer el un regalo a mi tía, ya que sus hijos era mucho mayor y nosotros pensábamos eran como los nuestros no tenían esos detalles con ella…

Decidimos hacerle una granja con un cartón de huevo, las montañitas del cartón con agujeros hacían corrales, las trabas (para los peninsulares las pinzas) de tender hacían pastores, todos muy bien vestidos con servilletas de papel y con papel higiénico pintado hicimos los animalitos y con todo nuestro cariño se lo regalamos…

Como siempre en su papel, la Rancia de mi tía, y es que es rancia, me lo rechazó… con diez añitos yo y nueve mi primo rompió nuestro corazón, pero nosotros éramos duró de pelar y ahí comenzó nuestra venganza su mayor pesadilla

Rubén y yo pensamos que si cogíamos los caracoles del campo (nosotros no nos lo comemos porque somos personas no cochinos) y lo mojábamos y hacíamos carrera, si hacíamos lo mismo hacia ella conseguiríamos nuestra venganza

Buscamos hasta que encontramos dos cajas de zapatos, las llenamos de caracoles, las pusimos en las dos esquinas de la fachada de su casa, cogimos el regador y los animamos a pasear, pero nosotros no pensábamos que la pesadilla nos iba a costar tan caro…

A las cinco de la mañana mi padre nos despierta cabreado para quitáramos los caracoles de su fachada, eran aproximadamente unos 500, los suficientes para que tuviera que raspar y pintar la casa, desde entonces esa señora a mí, me respeta!