En plena crisis resulta que lo más importante es seguir siendo español, es decir, debemos seguir aparentando y criticando. Ese será mi resumen de la última gala de los, ahora sí, Premios Goya, y no Premios Anuales de la Academia de Cine Española, como había que llamarle en los pasados años por problemas de patente.
Como alguien de los que me lee, porque yo aun conservo la esperanza de que me lea alguien, soy fan y defensor del cine y toda la cultura española en general, y es que tenemos un país muy diverso con gran capacidad creativa, a veces poco explotada y nada envidiable a lo que se puede producir en el exterior.
Y como tal defensor tenía una cita el domingo con la retransmisión de los Goyas, pero mi sorpresa no sería otra que una decepción tras otra de una gala que no se centró en el cine español sino en lo que realmente importa, la producción de los proyectos y la viabilidad y compatibilidad de estos con los pequeños consumidores de las redes de intercambio de datos de internet.
La gala comenzó con algo novedoso, que debería haber entusiasmado, según la idea de Alex de la Iglesia, el traslado de los premios al Palacio, Plaza de Oriente y Teatro Real, se justificaba para acerca a los ciudadanos el cine español, porque sin el cine español no son nada. La idea parecía cautivadora y emocionante y además en algunos casos agradecida por aquellas personas que como yo son amantes del cine español y podrían acercarse a verlo, menos mal que no pude, porque de la retransmisión de esa alfombra lo único que me quedó claro, es que en España no sé si podremos hacer películas buenas, pero aparentar, podemos hacerlo tanto o mejor que los americanos.
Una vez empezada la gala, con las mismas bromas, lo siento a quien guste, de Buenafuente, que parecía que no era una nueva gala sino la misma del año pasado, con artistas diferentes. Y entonces empezó la goleada, Pa Negre, arrasaba en la entrega de los goyas llevándose por delante tanto Balada Triste de Trompetas como También la Lluvía, las dos favoritas de la edición, y entonces solo habría que esperar al día siguiente a primera hora, para ver como una vez más los medios de comunicación nos vendía lo que querían vender, no ha ganado Pa Negre, eso pensaba yo el domingo, ha ganado la película menos vista de la gala y una película en catalán, empezaba la segunda característica del Español, el Español criticón por naturaleza.
Da pena que la gala de los Goyas, centre su gala en el pique de dos señores, Alex de la Iglesia y Gonzalez-Sinde, y de estos solo decir, que si lo que intentan del cine español, en lugar de promocionarlo es posicionarlo, señores, dimitan ambos, porque creo que con la dimisión de Alex no es suficiente, y esto, no es una mentira de grande ni gorda, si la gala la hicimos para ignorar a los críticos, quizás polemistas si desean llamarlos así de Anonymous por denunciar que TVE no diera la información suficiente que ellos esperaban que se diera, da realmente pena.
Yo solo digo, si toda la cultura española va hacia este desagüe apaga y vámonos, pero apaguen toda la maquinaria, porque da pena que el resumen de la gala de los Goyas sea ese, y la gente siga pensando en su mayoría que “El Cine Español es una Mierda”.
Una lástima encontrarme ahora con esta entrada y no haberla visto en su momento. Muchas son las opiniones que se generaron en su día, y por supuesto e intentando ser generoso, hay que respetarlas. Me alegra encontrar alguien que en su momento tuvo una misma o parecida "imagen" de la gala de este año. A pesar de que muchos se nieguen a reconocerlo, en nuestro país se está haciendo buen cine, que no tiene nada que envidiar a la "bazofia hollywoodiense" (si se me permite la expresión) que nos están intentando vender últimamente. La pena es que, aunque se intente promover y se hagan galas "pomposas" y de humor fácil (caiga Buenafuente en sus repetitivos chistes), el negocio está un poco en el aire y nadie sabe que hacer; películas buenas como "Pa Negre" gana bastantes premios habiendo llegado a pocas pantallas, y sin en cambio en todas las salas de cine hemos tenido que soportar carteles con películas insufribles cuyo negocio se basa en un protagonista por el que gran parte del público femenino pierde su ropa interior, entre otras. Un saludo.
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